Una de las experiencias más duras a la que se puede enfrentar una pareja es la de perder a su bebé en algún momento de su embarazo o luego de nacido. Vivir esta experiencia para la familia es un golpe duro, y hasta podría ocasionar una fractura familiar; dado que la pérdida de un hijo son pérdidas de sueños y planes; pues el de ser padres, un proyecto común, de futuro.

Es triste visualizar y saber que este tipo de duelo que no tiene el permiso social para existir, porque el entorno de profesionales y familiares te piden prisa por pasar página y negar el suceso, no hablar de ello.

El Coaching Gestalt Tanatológico es de gran apoyo para conocer, sentir y vivir este duelo y su proceso natural. Reconocer las emociones que nos tumban, nombrarlas, sostenerlas y así hacer el proceso de duelo que es sanador para la pareja y la familia; para evitar el sufrir en poca o gran escala el Trastorno por Estrés Postraumático.

La familia debe dar gracias por estar allí, socializar con el proceso y luego despedirse para su posterior bienestar físico, psíquico y emocional. Es importante saber, que así es la vida, esta va pegada a la muerte cada día; no es algo grotesco y que no le sucede solo a una sola familia. Con esto no quiero decir fríamente que es normal, pero si se trabaja en conjunto el proceso pasará.

Al sentir un sin fin de sentimiento y reacciones, poco usuales dentro de la familia, deben asistir a un profesional, para que les apoye con el acompañamiento del duelo o pérdida, no se cierren a esta oportunidad de crecimiento y entendimiento real de la vida y de la muerte.